Y para quien pensaba que la brujería era cuestión de juego
Cuando alguien hace referencia a los hechizos, lo primero que se nos viene a la mente son los hechizos de amor y la brujería. Pero este es un arte que no solo de amor se trata.
Un ejemplo de ello fue que por el año de 1998, en el mes de octubre el periódico L ́Avenir de Kinshasa reseño un suceso trágico que ocurrió en Kasai, República Democrática del Congo, en el marco de un encuentro que fue disputado entre el Bena Tshadi y el Bangana.
En el transcurso del partido que estaba empatado a 1, un brujo que había acompañado al Bangana dio inicio a un ritual de magia negra haciendo uso de diversos cantos; transcurrido pocos minutos, un rayo cayó dentro de la cancha lo que mató al momento a los 11 jugadores del Bena Tshadi, pero además dejó gravemente heridas a otras tres decenas de personas entre fanáticos y equipo técnico.
No obstante, en su totalidad los jugadores del Bangana no resultaron con daños debido a que, al escuchar el grito de ¡Brujería!, estos huyeron del estadio razón por lo que no se convirtió en tragedia mayor.
Ante este tipo de acontecimientos, no nos queda más que afirmar que todo es posible en la dimensión desconocida de los poderes mágicos.
Es sabido que durante décadas, los equipos del continente Africano han contado en su planilla con algún maestro curandero y brujo proveniente de distintas tribus con el objetivo de poder brindarles ayuda extra a sus jugadores.
En tal sentido, la cancha llega a convertirse en un suelo sagrado donde se enfrentan, no solo los jugadores sino también otras fuerzas que resultan ajenas a esa pasión tan terrenal.
Otro evento similar fue el ocurrido durante el 16 de diciembre de 2016, en uno de los principales torneos de la liga de Ruanda, los jugadores del Mukura Victory Sports y el Rayon Sports recurrieron a los golpes luego de no llegar a un acuerdo sobre retirar los amuletos que con anterioridad habían colgado en sus respectivos arcos.
En medio de un partido detenido y las múltiples tarjetas disparadas por el árbitro, las consecuencias no se hicieron esperar, pues la Federación de Fútbol de Ruanda –cansada de los numerosos escándalos que guardaban relación con este tipo de acontecimientos– hizo el anuncio de sanciones de hasta tres partidos de suspensión, pérdida de puntos, entrenadores suspendidos hasta por cuatro partidos si nuevamente eran sorprendidos haciendo uso de la brujería con el objetivo de ganar e, incluso, elevadisimas multas para aquellos clubes que incurrieran en la solicitud de ayuda del más allá para lograr meter goles en el más acá.
Y es que la brujería no es una actividad exclusiva sólo de los clubes de este continente.
Pues en el continente suramericano la brujería cuenta con una antiquísima tradición donde están involucrados chamanes, brujos maleros, astrólogos y videntes, quienes se han encargado de incrementar mediante predicciones y hechizos, cantidades de resultados futbolísticos que han puesto a prueba hasta al fanatico más duro.
Por ejemplo, en Argentina, un grupo de fanáticos del Independiente de Avellaneda durante el año de 1967, procedió al entierro de siete gatos en el arco de la tribuna popular de la cancha del Racing, equipo que venía de ser campeón del país en 1966 y campeón de la Libertadores y la Intercontinental en 1967.
Y estos siete gatos fueron suficientes para que el Racing no supiera de victorias durante más de tres décadas.